Se cuenta que los primeros clubes para hombres, como tantas otras cosas, son un invento inglés. Su origen se ubica al oeste de Londres, en la zona de Pall Mall, que llegó a conocerse como “Clubland” (“Tierra de clubes”).
Hoy la idea de un club masculino podría facil y prejuiciosamente asociarse a algún tipo de actividad sexual. Pero en ese momento y en Inglaterra era bien distinto. Por aquellos años, el juego por dinero estaba prohibido en lugares abiertos al público. Entonces los miembros de las clases sociales altas se reunian a jugar en las instalaciones a salvo de miradas indiscretas. Así aparecieron estos recintos, siendo el primero de ellos el Travellers Club, creado en 1819.
Entrado el siglo XIX, aumentó la popularidad de estos clubes. En su auge llegaron a ser más de 100 solo en Londres. Y ya no eran solo para jugar. Se fueron convirtiendo en centros de reuniones políticas, donde se tomaron muchas decisiones cruciales para la vida del imperio británico. Fueron un hervidero de actividad política durante las reformas electorales de 1832, 1867 y 1885. En esos años cambiaron drásticamente las formas de representación política.
SIGLO XX Y MÁS ALLÁ
Por supuesto, se fundaron también muchos otros clubes mas “temáticos”, enfocados en deportes, o literatura o viajes. Por lo general fueron creados por hombres señeros. Muchos héroes de guerra, Primeros Ministros, estadistas que cambiaron para siempre la politica inglesa. También literatos notables, empresarios de clase mundial, etc. O invariablemente los incluían entre sus miembros.
Con el tiempo han llegado a ser un atractivo turístico de Londres, tanto como sus palacios reales, su famoso puente o el “Big Ben”. Hoy reciben a turistas, interesados en ver por dentro los majestuosos edificios que los albergan.
Pero hay ciertas condiciones, no menores, para ingresar, aún como simple visitante, que varían de uno a otro. Y no existe un parámetro general (no hablemos si se desea ser miembro; en la mayoría de los casos es algo bien complicado)
Clubes para hombres, en plena mutación
El modelo londinense, establecido con los siglos, ha sido reproducido con exito diverso en muchos paises. Casi siempre, respetando un estilo arquitectónico más o menos victoriano. Pero “The originals” solo se ven en las islas británicas.
Allí, y sin dejar de funcionar como un recordatorio de esplendores pasados, estos clubes tratan de modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos que corren. Aunque muchas veces, sin demasiado entusiasmo.
Igualmente, tratan de mantener ciertas peculariedades que los han distinguido. Por ejemplo:
*El “Athenaeum”, en la fundacional calle Pall Mall, tiene una lista de espera de hasta 17 años. Sucede que nadie nuevo ingresa si antes no muere otro miembro.
*En su origen, no se admitía a mujeres, en ninguno. Pero con el tiempo y no sin unas buenas discusiones sociales y judiciales, hoy casi todos las reciben. Igualmente, han quedado anecdotas memorables. Por ejemplo, uno de ellos tenía la costumbre de nombrar miembro honorífico al Primer Ministro, si era del partido Conservador.
Cuando Margaret Thatcher llegó a ese cargo, no se permitían mujeres. Finalmente se decidió que se vistiera de hombre y firmara como “Mr. Thatcher”.
*Y claro: si había tantos clubes solo para hombres, no tardaron en aparecer otros exclusivos para mujeres. A finales del siglo XIX se fundaron también clubes femeninos. El “Ladies’ Institute” y el “Ladies’ Atheneum” fueron los más famosos. Pero solo uno, The University Women’s Club, ha sobrevivido hasta la actualidad como establecimiento limitado a un solo sexo.
¿Visitarías estos clubes si vas a Londres, o ya lo has hecho?